El trabajo del director de coros

El trabajo del director de coros es preparar a un grupo de seres humanos para interpretar un tema musical, usando, para ello técnicas de liderazgo, técnicas del gesto y conocimientos musicales previos. Este especialista, debe estudiar el repertorio de su agrupación antes de exponerlo a los cantantes, coreutas o coralistas. En particular, observar y dominar elementos melódicos, rítmicos, de armonía, contrapuntísticos, interpretativos y emocionales. Luego, darlos a conocer al coro comunicando su concepto y comprensión a través de ensayos generales, parciales e individuales.

Además, es un líder capaz de identificar las emocionalidades de los miembros de su coro, siendo empático, dando espacios para la iniciativa, construyendo confianza, acortando distancias, aceptando lo nuevo, permitiendo sugerencias, siendo exigente y justo, reconociendo sus errores y límites, delegando responsabilidades, otorgando méritos, planteando retos, innovando, inspirando y motivando.

El director coral debe ser un verdadero maestro de la música

El trabajo del director de coros debe partir por el ejemplo, siendo el primero en el ensayo y el último que se retira. Técnicamente, debe manejar muy bien el gesto y que el coro sepa comprenderlo. Por ejemplo, perfeccionar su levare (gesto anticipatorio para dar inicio a una frase musical) y guardar una postura correcta sin dejar de hacer contacto visual con los cantantes. Es decir, un verdadero maestro de la música coral tiene buena dicción, canta bien, es activo, no se muestra alterado, disfruta el ensayo, corrige sin ofender, guarda la calma, tiene humildad, apaga tensiones y sabe mucho sobre la música que quiere interpretar.

La técnica vocal del coro

El tener toda la responsabilidad por el sonido final, hace que el trabajo del director de coros ponga mucho énfasis en la técnica vocal. De ahí que, todos los coros deberían tener un profesor especialista de canto, sin embargo, esta función es llevada casi siempre por el mismo director. Un primer objetivo, es que los coralistas o coreutas entiendan su “aparato fonador”, esto garantizará en mayor grado la salud vocal necesaria a largo plazo.

En segundo lugar, el director de coros debe convertir en una religión el calentamiento vocal al inicio de cada sesión, incluyendo ejercicios de relajación, respiración y vocalización. Cabe destacar, que dichos ejercicios no pueden ser estresantes, sino que sean divertidos y útiles, procurando no forzar los extremos de los registros vocales. De esta forma, se crea un ambiente positivo y de motivación con el fin de afrontar el montaje de las obras.

El director de coros sabe que cada obra tiene un esquema

En el trabajo del director de coros no se puede dejar de lado el ritmo del grupo, por el contrario, hay que incluir ejercicios referentes dentro del entrenamiento vocal y que tengan relación con el repertorio seleccionado. No es descabellado, tomar algún segmento de la partitura escogida y calentar con él. Por otro lado, el director sabe que cada obra tiene su esquema de dirección y que el gesto va a depender de la música que se va a hacer.

Otro detalle fundamental, es que el director no debe cantar mientras dirige, pues eso le va a impedir “escuchar” lo que está sonando y subsanar sobre la marcha. Una buena práctica, es reducir al máximo hablarle al coro con lenguaje técnico, sobre todo en coros vocacionales. Hay que procurar más bien, hablar desde las emociones que se desean conseguir. En ese sentido, se aconseja memorizar la partitura, pues así no bajará la vista nunca durante el concierto o la interpretación de la obra, manteniendo el contacto visual con los coralistas.

En fin, el trabajo del director de coros es una labor que forma ciudadanos, perfila juventudes, enarbola la cultura, enaltece la música, enseña el trabajo de equipo, siembra valores y crea hermanos de vida. En consecuencia, esta función no la pueden ejercer personas que desconozcan estas premisas, que pongan por encima la técnica, que tengan como meta principal la obtención de premios, que vivan presumiendo sus logros y que subestimen a sus pares. De ser así, algunos miembros del coro pudieran caer, “Sin querer, queriendo”, en sentimientos, pensamientos y acciones muy alejados de lo arriba descrito.  

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